lunes, 1 de octubre de 2012

La masacre del naya: conflicto social


LA MASACRE NAYA UN CONFLICTO DE INTERÉS SOCIAL 


El Naya es de una gran riqueza por la confluencia de comunidades con experiencias culturales distintas y conocimiento de entornos diversos, ya que la ocupación del territorio de cada grupo étnico los enfrenta a sistemas ecológicos heterogéneos. Con una enorme variedad en fauna y flora, aguas y minerales, el Naya es, como el resto del Pacífico, un territorio sobre el cual recaen múltiples intereses y donde el conflicto armado colombiano ha hecho presencia. La alta presión sobre los habitantes responde no sólo a los intereses geopolíticos de los actores armados, sino a intereses económicos, la mayoría de ellos altamente depredadores, siendo las empresas madereras y la producción de hoja de coca los más sobresalientes en ese sentido.

Teniendo en cuenta el Derecho Internacional Humanitario (DIH) que tiene como objetivo principal limitar los efectos de los conflictos armado protegiendo a las personas que no participan o han dejado de participar en las hostilidades, a los enfermos y heridos, a los prisioneros  y las personas civiles, el análisis que haremos con respecto a la masacre naya girara en torno a los aspectos que protege el DIH.
Ahora bien un breve recuento de los hechos se hace necesario: la región del rio naya entre el valle del cauca y cauca es habitada por comunidades indígenas y afro descendiente que viven de la agricultura, es una region  perfecta para el cultivo de coca, lo que permitió el asentamiento de los grupos armados que basan su economía en el tráfico de estupefacientes, entre estos grupos esta la guerrilla que llego a la zona hace más de 25 años , además a esta zona eran llevados muchos secuestrado incluyendo los de la iglesia la maría en 1999 en Cali. Tras el hecho las autodefensas que operaban en Urabá y córdoba incursionaron en la zona con Ever Veloza alias H.H como jefe del área; muchos paramilitares se infiltraron en la zona para detectar quienes eran colaboradores de la guerrilla para comenzar los enfrentamientos, con el fin de desplazar a las FARC y al ELN. En abril del 2001 ocurrió uno de los hechos más sangrientos perpetrados por las autodefensas unidas de Colombia: “la masacre del naya” (La defensoría del pueblo estima la muerte de 40 personas y el desplazamiento forzado de mil habitantes.).
En el 2001 la confrontación entre la guerrilla y las autodefensas parece haber girado en torno a mantener o ganar el dominio de los diferentes “corredores de acceso al andén Pacífico” .La importancia estratégica del Cauca en general, y del Naya en particular, hace suponer la aparición de las Autodefensas Unidas de Colombia.
Las autodefensas llegaron a cuatro kilómetros de Timba en junio del 2000 y comenzaron su campaña de terror con el asesinato de dos personas, sin motivo alguno aparente. Luego, fueron asesinadas 10 personas en las veredas La Ventura y San Francisco, causando el desplazamiento de 2.500 personas. En el resto del 2000 desarrollaron una cruenta ofensiva, asesinando y desplazando personas sobre todo en la zona norte. El mayor número de víctimas se registró en el 2001, año en que se reconoce que hubo 114 (incluidas las de la masacre del 2001 en el Naya) a manos de las autodefensas. Una vez asegurado el territorio, los asesinatos se tornaron más selectivos.
En la región del naya, además de estos hechos de violencia que vivían se presentaba una pobre presencia del estado limitándose a dos hogares de ICBF, escuelas de primaria en cada vereda y dos puestos de salud, con mala capacitación para una buena atención. La presencia en la zona de funcionarios se da solo a raíz de la entrega de los secuestrados del kilómetro 18 de Cali, evento que muy probablemente desencadeno la masacre que origino el desplazamiento.
Notamos una falta de compromiso por parte del estado al permitir que los grupos paramilitares se tomaran esta región y la respuesta militar se diera un día después de la masacre. Este hecho deja cierto desconcierto en la población, quienes van a sentir que el estado permitió el ataque, siendo entonces la intervención del ejército una acción de ayuda a los paramilitares de la ofensiva guerrillera más que una acción de protección a los habitantes de la región.
Además, se ignoraron cartas y llamados de auxilio por parte de los cabildos indígenas al estado, donde, contaban la situación de violencia que estaban viviendo. Las organizaciones sociales la naya, juntas de acción comunal y cabildos indígenas, pusieron en conocimiento a las autoridades sobre la situación de conflicto y el riesgo que corría la población. Lo único que se obtuvo fue una ayuda alimentaria por parte de la red de solidaridad social.
La preocupación del conflicto que se vivía en esta región también fue expresada por organismos internacionales: la comisión interamericana de derechos humanos (CIDH) y la organización de los estados americanos (OEA), quienes pidieron que se adoptaran medidas preventivas, llamado que las fuerzas de seguridad omitieron por completo, permitiendo la incursión de las autodefensas a la región.
Retomando los lineamientos referenciados por el derecho internacional humanitario, es realmente cruel ver como se incumple uno, que para mi opinión es el más importante: Los civiles que se encuentren bajo la autoridad de una parte en el conflicto o de una potencia ocupante de la cual no sean nacionales tienen derecho a que se respeten su vida, su dignidad, sus derechos personales y sus convicciones.
Es violado no solo por los grupos armados que se toman esta zona, sino aún más preocupante, por el estado, quienes se quedan literalmente con los brazos cruzados ante dicha situación. No hay fuerza militar que intervenga, ni gobierno que proteja, no se ve un compromiso para encontrar solución, lo único que el estado ha aprendido a hacer durante toda la historia de conflicto que ha vivido nuestro país es ignorar.
El estado promete y el pueblo no recibe, el pueblo se ha cansado de esperar que el estado actué. Por ejemplo en la región de la naya, los habitantes que fueron desplazados después de tanto esperar que el gobierno les solucionara algo y les garantizara seguridad, resolvieron retornar al lugar del conflicto asumiendo ellos los riesgos de regresar: la muerte de sus familiares, la violencia o el reclutamiento de jóvenes a las fuerzas armadas.
Así observamos cómo la población día a día se resigna al tener que vivir el conflicto y hacerlo parte de su diario a vivir, una sociedad que con el paso del tiempo se acomoda a la violencia, pierde las esperanzas y como lo temía Ignacio Martin Baro la sociedad se nubla y no puede ver su propia realidad, se acostumbra y no actúa.
La región del naya es controlada por la estrategia que utilizan los grupos armados que básicamente consiste en imponer miedo en la población, haciéndola vulnerable y lográndola manipular a su antojo. Pienso que este es un punto clave donde el gobierno debería de actuar, impedir que los grupos armados al margen de la ley logren sembrar miedo en una comunidad sería un buen principio. No es solo una forma de erradicar la violencia por parte de estos grupos, sino más bien de mostrar a la comunidad que ellos tienen derechos, que cuentan con un estado que lo apoya y protege, de esta manera la comunidad se hace menos vulnerable tanto a cambios sociales como a psicológicos.
Las consecuencias psicológicas que se dan a raíz de esta masacre en las comunidades me ha parecido lo más des humano  personas que les cambia su forma de ver la vida, personas que ya no tienen ganas de vivir, hay testimonios de algunos de los habitantes donde lo que más me impacto es la forma como este tipo de violencia afecta a los niños, niños que al crecer en un medio tan cruel, probablemente crecerán con rabia, rencores y sentimientos de venganza optando en su edad adulta por ser personas deshumanizadas al igual que todos aquellos que conforman los grupos armados.
Entonces podemos observas como la violencia es una cadena de actos, un círculo vicioso que no termina. Una guerra sin fin que no es solo un conflicto político, es un conflicto interdisciplinar que abarca desde la salud de la población hasta el poder económico. Como lo decía Martín Baró la psicología latinoamericana, no se ha preguntado, ni se ha planteado como disciplina los problemas y las soluciones a sus problemas urgentes y que en ocasiones, cuando se ha dado algo en este sentido, ha sido más el reflejo de un compromiso político que de una reflexión disciplinar. Así bien, la violencia no es un tema de interés únicamente político, actualmente podemos observar de las estadísticas, que es un gran problema de salud pública, ya que, es una factor determinante para la prevalencia de muchas enfermedades, desde mentales hasta cardiovasculares.
Para concluir, se debe empezar por hacer conciencia individual de la realidad que vivimos y como, esto afecta todos los aspectos de nuestras vidas, hacer conciencia es el primer paso para empezar a actuar, ya que como lo vemos en esta masacre del naya el apoyo del estado es nulo o mínimo, y nosotros al ser la mayoría somos los que tenemos que empezar a actuar, detectando la causa principal de lo que se ha convertido en un círculo vicioso, seguramente podríamos  mejorar esta situación que día a día nos agobia más.

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