LA MASACRE NAYA UN CONFLICTO DE INTERÉS SOCIAL
El
Naya es de una gran riqueza por la confluencia de comunidades con experiencias
culturales distintas y conocimiento de entornos diversos, ya que la ocupación
del territorio de cada grupo étnico los enfrenta a sistemas ecológicos heterogéneos.
Con una enorme variedad en fauna y flora, aguas y minerales, el Naya es, como
el resto del Pacífico, un territorio sobre el cual recaen múltiples intereses y
donde el conflicto armado colombiano ha hecho presencia. La alta presión sobre
los habitantes responde no sólo a los intereses geopolíticos de los actores
armados, sino a intereses económicos, la mayoría de ellos altamente
depredadores, siendo las empresas madereras y la producción de hoja de coca los
más sobresalientes en ese sentido.
Teniendo
en cuenta el Derecho Internacional Humanitario (DIH) que tiene como objetivo principal limitar los efectos de
los conflictos armado protegiendo a las personas que no participan o han dejado
de participar en las hostilidades, a los enfermos y heridos, a los
prisioneros y las personas civiles, el
análisis que haremos con respecto a la masacre naya girara en torno a los
aspectos que protege el DIH.
Ahora bien un breve recuento de los hechos se hace
necesario: la región del rio naya entre el valle del cauca y cauca es habitada
por comunidades indígenas y afro descendiente que viven de la agricultura, es
una region perfecta para el cultivo de
coca, lo que permitió el asentamiento de los grupos armados que basan su
economía en el tráfico de estupefacientes, entre estos grupos esta la guerrilla
que llego a la zona hace más de 25 años , además a esta zona eran llevados
muchos secuestrado incluyendo los de la iglesia la maría en 1999 en Cali. Tras
el hecho las autodefensas que operaban en Urabá y córdoba incursionaron en la
zona con Ever Veloza alias H.H como jefe del área; muchos paramilitares se
infiltraron en la zona para detectar quienes eran colaboradores de la guerrilla
para comenzar los enfrentamientos, con el fin de desplazar a las FARC y al ELN.
En abril del 2001 ocurrió uno de los hechos más sangrientos perpetrados por las
autodefensas unidas de Colombia: “la masacre del naya” (La defensoría
del pueblo estima la muerte de 40 personas y el desplazamiento forzado de mil
habitantes.).
En
el 2001 la confrontación entre la guerrilla y las autodefensas parece haber
girado en torno a mantener o ganar el dominio de los diferentes “corredores de
acceso al andén Pacífico” .La importancia estratégica del Cauca en general, y
del Naya en particular, hace suponer la aparición de las Autodefensas Unidas de
Colombia.
Las
autodefensas llegaron a cuatro kilómetros de Timba en junio del 2000 y
comenzaron su campaña de terror con el asesinato de dos personas, sin motivo
alguno aparente. Luego, fueron asesinadas 10 personas en las veredas La Ventura
y San Francisco, causando el desplazamiento de 2.500 personas. En el resto del
2000 desarrollaron una cruenta ofensiva, asesinando y desplazando personas
sobre todo en la zona norte. El mayor número de víctimas se registró en el
2001, año en que se reconoce que hubo 114 (incluidas las de la masacre del 2001
en el Naya) a manos de las autodefensas. Una vez asegurado el territorio, los asesinatos
se tornaron más selectivos.
En
la región del naya, además de estos hechos de violencia que vivían se
presentaba una pobre presencia del estado limitándose a dos hogares de ICBF,
escuelas de primaria en cada vereda y dos puestos de salud, con mala capacitación
para una buena atención. La presencia en la zona de funcionarios se da solo a raíz
de la entrega de los secuestrados del kilómetro 18 de Cali, evento que muy
probablemente desencadeno la masacre que origino el desplazamiento.
Notamos
una falta de compromiso por parte del estado al permitir que los grupos
paramilitares se tomaran esta región y la respuesta militar se diera un día después
de la masacre. Este hecho deja cierto desconcierto en la población, quienes van
a sentir que el estado permitió el ataque, siendo entonces la intervención del ejército
una acción de ayuda a los paramilitares de la ofensiva guerrillera más que una acción
de protección a los habitantes de la región.
Además,
se ignoraron cartas y llamados de auxilio por parte de los cabildos indígenas al
estado, donde, contaban la situación de violencia que estaban viviendo. Las organizaciones
sociales la naya, juntas de acción comunal y cabildos indígenas, pusieron en
conocimiento a las autoridades sobre la situación de conflicto y el riesgo que corría
la población. Lo único que se obtuvo fue una ayuda alimentaria por parte de la
red de solidaridad social.
La preocupación
del conflicto que se vivía en esta región también fue expresada por organismos
internacionales: la comisión interamericana de derechos humanos (CIDH) y la organización
de los estados americanos (OEA), quienes pidieron que se adoptaran medidas
preventivas, llamado que las fuerzas de seguridad omitieron por completo,
permitiendo la incursión de las autodefensas a la región.
Retomando
los lineamientos referenciados por el derecho internacional humanitario, es
realmente cruel ver como se incumple uno, que para mi opinión es el más
importante: Los civiles que se encuentren bajo la autoridad de una parte en el
conflicto o de una potencia ocupante de la cual no sean nacionales tienen
derecho a que se respeten su vida, su dignidad, sus derechos personales y sus
convicciones.
Es violado no solo por los grupos armados que se toman esta
zona, sino aún más preocupante, por el estado, quienes se quedan literalmente
con los brazos cruzados ante dicha situación. No hay fuerza militar que
intervenga, ni gobierno que proteja, no se ve un compromiso para encontrar solución,
lo único que el estado ha aprendido a hacer durante toda la historia de
conflicto que ha vivido nuestro país es ignorar.
El estado promete y el pueblo no recibe, el pueblo se ha
cansado de esperar que el estado actué. Por ejemplo en la región de la naya,
los habitantes que fueron desplazados después de tanto esperar que el gobierno
les solucionara algo y les garantizara seguridad, resolvieron retornar al lugar
del conflicto asumiendo ellos los riesgos de regresar: la muerte de sus
familiares, la violencia o el reclutamiento de jóvenes a las fuerzas armadas.
Así observamos cómo la población día a día se resigna al
tener que vivir el conflicto y hacerlo parte de su diario a vivir, una sociedad
que con el paso del tiempo se acomoda a la violencia, pierde las esperanzas y
como lo temía Ignacio Martin Baro la sociedad se nubla y no puede ver su propia
realidad, se acostumbra y no actúa.
La región del naya es controlada por la estrategia que
utilizan los grupos armados que básicamente consiste en imponer miedo en la población,
haciéndola vulnerable y lográndola manipular a su antojo. Pienso que este es un
punto clave donde el gobierno debería de actuar, impedir que los grupos armados
al margen de la ley logren sembrar miedo en una comunidad sería un buen
principio. No es solo una forma de erradicar la violencia por parte de estos
grupos, sino más bien de mostrar a la comunidad que ellos tienen derechos, que
cuentan con un estado que lo apoya y protege, de esta manera la comunidad se
hace menos vulnerable tanto a cambios sociales como a psicológicos.
Las consecuencias psicológicas que se dan a raíz de esta
masacre en las comunidades me ha parecido lo más des humano personas que les
cambia su forma de ver la vida, personas que ya no tienen ganas de vivir, hay
testimonios de algunos de los habitantes donde lo que más me impacto es la
forma como este tipo de violencia afecta a los niños, niños que al crecer en un
medio tan cruel, probablemente crecerán con rabia, rencores y sentimientos de
venganza optando en su edad adulta por ser personas deshumanizadas al igual que
todos aquellos que conforman los grupos armados.
Entonces podemos observas como la violencia es una cadena
de actos, un círculo vicioso que no termina. Una guerra sin fin que no es solo
un conflicto político, es un conflicto interdisciplinar que abarca desde la
salud de la población hasta el poder económico. Como lo decía Martín
Baró la psicología latinoamericana, no se ha preguntado, ni se ha planteado
como disciplina los problemas y las soluciones a sus problemas urgentes y que
en ocasiones, cuando se ha dado algo en este sentido, ha sido más el reflejo de
un compromiso político que de una reflexión disciplinar. Así bien, la violencia
no es un tema de interés únicamente político, actualmente podemos observar de
las estadísticas, que es un gran problema de salud pública, ya que, es una
factor determinante para la prevalencia de muchas enfermedades, desde mentales
hasta cardiovasculares.
Para concluir, se debe empezar por hacer conciencia
individual de la realidad que vivimos y como, esto afecta todos los aspectos de
nuestras vidas, hacer conciencia es el primer paso para empezar a actuar, ya
que como lo vemos en esta masacre del naya el apoyo del estado es nulo o mínimo,
y nosotros al ser la mayoría somos los que tenemos que empezar a actuar,
detectando la causa principal de lo que se ha convertido en un círculo vicioso,
seguramente podríamos mejorar esta situación
que día a día nos agobia más.
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